Arte callejero en Colombia, una historia de resistencia
El arte callejero en Colombia ha evolucionado desde sus inicios como una forma de expresión subversiva hasta convertirse en un poderoso medio de transformación social. Desde las décadas de 1970 y 1980, en medio de un contexto turbulento marcado por la violencia y la desigualdad, el arte urbano emergió como una voz de resistencia y denuncia.
A lo largo de los años, graffitis y murales se han transformado en herramientas para visibilizar problemáticas sociales, mantener viva la memoria histórica y construir identidad cultural. Hoy en día, el arte callejero colombiano se encuentra en un momento de auge y experimentación, con artistas contemporáneos llevando su trabajo a escenarios internacionales.
En este contexto de resistencia y transformación social a través del arte callejero, emerge el Colectivo Dexpierte, un grupo de artistas y activistas que utilizan el stencil para generar reflexiones y construir memoria en las calles de Bogotá.
Orígenes y motivación
El Colectivo Dexpierte nació en el 2007 en las aulas universitarias, en un momento de agitación política y social en Colombia. “Nos empezamos a movilizar por lo que estaba sucediendo coyunturalmente en ese momento”, recuerda Diego Quiroga, miembro fundador del colectivo. El país enfrentaba problemáticas como la militarización, con la implementación de bases militares estadounidenses, y el aumento de las ejecuciones extrajudiciales. “Fue como en los primeros momentos donde se hizo cada vez más público el tema de las ejecuciones extrajudiciales”, señala Diego.
En este contexto, un grupo de estudiantes de humanidades y ciencias sociales, movidos por las problemáticas de la época, decidió usar el arte como herramienta de cambio social. “Nos interesa construir narrativas que le permitan a la comunidad interpelar acerca de la realidad”, explica Diego. “La calle es el espacio donde consideramos que nos podemos dar la disputa de poner un tema en cuestión”.
El poder del stencil
El Colectivo Dexpierte ha encontrado en el esténcil la técnica perfecta para transmitir sus mensajes de manera contundente. Su simplicidad y capacidad de reproducción masiva les permite llegar a un público amplio. “Nos interesó el stencil porque, sin ser del campo del arte, pudimos hacerlo. Eso nos decía que cualquier persona puede hacerlo”, explica Diego.
Pero para ellos, el mensaje político siempre prevalece sobre la estética. “Muchas veces tuvimos que apaciguar nuestro ego y nuestra pretensión de que los murales quedaran súper bonitos”, confiesa Diego. “Para mucha gente, lo que estamos haciendo no es arte”, señala. Sin embargo, esta realidad les ha llevado a cuestionar las escalas de poder y reconocimiento social en torno al arte. “Hay artes que tienen un reconocimiento social y un estatus, y otras que surgen en un formato distinto, más artesanal, más político”, explica. El Colectivo Dexpierte ha asumido el desafío de resignificar el arte, priorizando el contenido y el impacto social sobre las convenciones estéticas.
Arte y memoria
Una de las líneas de trabajo fundamentales del Colectivo Dexpierte es el ejercicio de la memoria. Su compromiso se ha fortalecido a través del encuentro con organizaciones de víctimas como el Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado, los familiares de los desaparecidos del Palacio de Justicia y organizaciones de mujeres. “Vieron lo que hacíamos y nos abrieron las puertas para decir: está chévere que hagamos cosas en conjunto”, relata Diego.
Este acercamiento les permitió comprender la importancia de articular su trabajo artístico con las luchas por la memoria y la justicia. “Nos permitieron reconocer que sí podía haber una articulación muy concreta entre lo artístico y la memoria”, explica Diego. A través de murales y stencils, el Colectivo Dexpierte plasma rostros, nombres y fechas que no deben ser olvidados, visibilizando y dignificando las historias de las víctimas.
Esta experiencia también les hizo conscientes de su enfoque diferencial como colectivo. “Nos dimos cuenta de que lo nuestro es un poco más comunitario“, afirma Diego. A diferencia de otros artistas urbanos, el Colectivo Dexpierte se caracteriza por su cercanía a las comunidades y su interés en construir procesos colectivos de creación y reflexión. “Nos interesa acercar estos lenguajes a la comunidad y compartir los saberes”. Este compromiso con lo comunitario se ha convertido en un sello distintivo del colectivo y ha enriquecido su trabajo en torno a la memoria y la transformación social.
Desafíos y censura
El camino del Colectivo Dexpierte no ha estado exento de obstáculos. Han enfrentado la censura en múltiples ocasiones, con murales de contenido político siendo tapados; “nos han censurado muchas veces por decir cosas de forma directa”, lamenta Diego. Un ejemplo fue la intervención de un mural que proclamaba “Palestina libre”. “Es un mural que simplemente está diciendo Palestina libre, es como una consigna que no nos la inventamos, y ya estaba tapado”, relata Diego.
Este no es un caso aislado. Otros murales del colectivo han corrido la misma suerte, incluyendo uno sobre el humorista Jaime Garzón y otro relacionado con las víctimas de la Unión Patriótica.
Para el colectivo, la posibilidad de un debate abierto en el espacio público es fundamental para la construcción de una sociedad democrática. “Si en la calle, en la cotidianidad, no nos damos la oportunidad concreta de tener un debate serio y abierto, pues el resto de vainas se quedan en discursos y en palabras, porque en lo real no está ocurriendo”, sentencia Diego.
“La institucionalización del arte callejero te va a decir dónde sí puedes pintar, dónde no puedes pintar y qué contenidos puedes compartir, pero el graffiti surgió como una expresión artística en contra de lo establecido, no pidiendo permiso”, advierte Diego. Ante estos desafíos, el Colectivo Dexpierte mantiene firme su compromiso de usar el arte callejero como herramienta de expresión y transformación social.
Salte al vacío
Diego tiene un mensaje para los jóvenes que quieren incursionar en el arte callejero: “Salte al vacío, hágale que algo va a pasar ahí”.
El Colectivo Dexpierte sigue firme en su misión de usar el arte callejero como herramienta de cambio social. Con cada mural y stencil, buscan generar reflexiones, construir memoria y aportar a la paz en Colombia. Para Diego, el arte callejero tiene el potencial de transformar vidas y generar cambios positivos en la sociedad. “La paz también es esa personita que en algún momento le dio un viraje a su vida y dijo: desde ahí es donde yo voy a ir aportando“, concluye.