Escrito por: Luz Gabriela León

Teatro Génesis

Munchique es una vereda del municipio de Buenos Aires, al norte del departamento del Cauca, queda bien arriba en la montaña y para llegar hay que hacer un recorrido por una carretera que atraviesa unos vastos valles verdes llenos de árboles y naturaleza. La energía en Munchique se siente desde que uno llega, la gente es amable y te recibe con una sonrisa. Allá el saludo no es de mano, ni de beso en la mejilla, sino con un abrazo fuerte y fraternal. 

«Munchique no es lo que se dice, sino lo que se ve y se siente»

La razón principal de mi visita tuvo que ver con la celebración del Festival MandaLa Vida: Arte, un puente para la paz realizado a principios de octubre. Este evento fue una apuesta cultural y artística llevada a cabo por diferentes organizaciones y colectivos, con apoyo del Programa Nacional de Concertación Cultural del Ministerio de Cultura, para rescatar la memoria de las comunidades, soñar con un futuro en paz y, sobre todo, festejar la vida y la diversidad en un territorio que ha sido azotado por la violencia. El Festival estuvo desbordado de sabor, música, arte, teatro y muchas reflexiones poderosas alrededor de la memoria y la cultura que caracteriza a Munchique más allá de lo que se cuenta por fuera de la comunidad. Es por eso que la principal consigna del festival fue “Munchique no es lo que se dice, sino lo que se ve y se siente”, como parte de una reivindicación de las voces del territorio que tienen mucho por narrar y mostrar sobre sus tradiciones, sus historias y sus formas de subsistencia. 

“Es una forma de encontrarnos como familia y de decir que en Munchique sí hay cosas buenas. Es una forma de decir que queremos respetar la naturaleza, el agua y los ríos. Gracias a estas iniciativas podemos ayudar a reconstruir el tejido social” – Edier Solís, gestor cultural en Munchique, sobre el Festival Mandala Vida.

Arte: Una apuesta de resistencia y rescate de la memoria.

Como parte del evento se realizó una feria de reciclaje donde quedaron plasmadas las reflexiones gestadas en los Laboratorios Creativos que se hicieron previamente al festival. Allí había carteleras, cartografías y artesanías en las cuales se registraron los saberes y pensamientos de la comunidad sobre su territorio. La pregunta fundamental de este espacio tuvo que ver con la importancia de defender y preservar las formas de subsistencia que durante años se han desarrollado en la región y que le han permitido a la comunidad salir adelante como la minería artesanal y, principalmente, la agricultura.

Munchique históricamente ha sido una vereda de gente campesina y trabajadora de la tierra. Sus habitantes conciben a Munchique como un territorio muy prospero y abundante donde lo que se siembra se da, es por ello que la agricultura hace parte fundamental de su identidad y su estilo de vida. Tanto así que algunos aseguran que si se acaba la agricultura, se acaba Munchique. Sin embargo, esta actividad se ha venido debilitando por las dinámicas violentas que han permeado al territorio y también por la llegada de nuevos discursos y culturas que han hecho que los jóvenes no se puedan identificar plenamente con el trabajo de la tierra.

Uno de los objetivos principales del Festival y de los Laboratorios Creativos consistió en promover un intercambio generacional de conocimientos entre los jóvenes y los adultos mayores de la comunidad. Esto mediante la creación de espacios de diálogo y encuentro donde los jóvenes pudieran familiarizarse y apropiarse de las tradiciones ancestrales de su región. Este intercambio no se limitaba únicamente a la agricultura, sino que también abarcaba las recetas propias de su región, la música, las historias y las memorias que conforman la riqueza cultural local de Munchique.

Al evento asistieron familias completas, niños y niñas que corrían y saltaban por todo el lugar, jóvenes que llegaron a conocer el arte y la música propia de su territorio y adultos mayores que se sentaron a conversar, echar cuentos y disfrutar apaciblemente de la fiesta cultural. Se presentaron agrupaciones como Son Munchique, Renacer Bonaerence y Campo y sabor, que al ritmo de los típicos tambores y violines caucanos se encargaron de amenizar el ambiente y hacer bailar a los presentes. 

También hubo teatro por cuenta del colectivo Teatro Génesis, una agrupación que busca empoderar a las niñas y niños del territorio a través del arte y el rescate de las vivencias de su comunidad. Al ritmo de los tambores, las niñas iban ondeando sus faldas y bailando en el escenario mientras una por una pasaban delante del micrófono y cantaban una copla. Fue así que la exaltación se hizo contagiosa y otras personas que la comunidad también pasaron al frente, se apropiaron del micrófono y cantaron lo que les salía del corazón: “Munchique es tierra de amor y paz y todo el que llegue a esta tierra, aquí se quiere quedar” Dijo uno de ellos. 

“Lo que sigue para Munchique es seguir trabajando y creciendo. Como lo digo a cada lugar donde voy, Munchique y Buenos Aires Cauca son el mejor vividero del mundo mundial. Seguir trabajando y avanzando con esas tradiciones. Algo que hace a Munchique diferente de todo el resto del país es su gente, su tradición y su alegría. Es seguir cultivando eso y mostrarnos tal y como somos a donde quiera que vayamos”. – Ana Solís, Fundadora del Teatro Génesis.  

Así mismo, se realizó una presentación de títeres por cuenta de la Fundación Libre Colibrí con la obra de teatro “El río”, acompañada de la agrupación musical Tumbafro Violines Caucanos, en una apuesta por generar reflexiones alrededor del sentido, las costumbres y el uso del río Cauca, que tiene su desembocadura en los municipios de Buenos Aires y Suarez. A través de representaciones simbólicas y acompañada de las melodías tradicionales de las culturas afro e indígenas, como el torbellino y el bambuco, la obra ofrece una mirada crítica sobre las problemáticas que trae consigo la economía extractivista que afecta las formas de vida de las comunidades ribereñas y la convivencia armoniosa con la naturaleza. 

Una de las principales motivaciones de esta obra es poder generar un diálogo con los niños y las niñas alrededor de una historia lúgubre del río Cauca a raíz de una incursión paramilitar que tuvo lugar en los años 2000, de una forma lúdica y acorde a su contexto. “Ese es un momento de la obra en el que podemos hablar con los niños de esa memoria y de esos antepasados que descansan en el río Cauca” Comenta Diana Figueroa, directora de la Fundación Libre Colibrí. 

Tumbafro Violines Caucanos

La jornada terminó con un almuerzo comunitario en el cuál todas las personas se sentaron a disfrutar de un delicioso y muy esperado plato de comida, mientras algunos continuaron bailando y disfrutando al ritmo de la música. Yo estaba cansada por el trabajo de reportería ese día, pero también con el corazón lleno por haber podido compartir con personas tan inspiradoras y resilientes que trabajan todos los días por amor a su territorio y su gente. Me quedo con la certeza de que no hay fuerza más poderosa y transformadora que el amor. El Festival Mandala fue una semilla de esperanza para la comunidad y una manifestación muy potente a favor de la resistencia pacífica a través del arte, la memoria,  la cultura y la tradición. En definitiva, Munchique no es lo que se dice, es lo que se ve y se siente: Alegría, calor humano, amor, resiliencia, sabor y ¡mucha creatividad!

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