El Infierno Fest es una apuesta del colectivo House of Yeguazas para reunir emprendimientos, artistas y personas diversas en un lugar libre de discriminación y prejuicios. El festival fue realizado en el Espacio Odeón y contó con una feria de emprendimientos; la proyección de cortos; conversatorios; talleres de vogue y performance con el objetivo de generar espacios de encuentro y disfrute para repensar de manera colectiva las ideas hegemónicas sobre el cuerpo y los roles de género impuestos por la sociedad.


“Se llama Inferno Fest porque tiene que ver con esta idea de lo que no está bien visto o lo que es incorrecto desde el baile, desde el cuerpo, desde la estética y lo hacemos para convocar esto, para permitir que personas vengan y se relacionen con estas ideas” Demonia Yeguaza, madre fundadora de House of Yeguazas.
«Ella es Yeguaza, ella es Yeguaza, patea y arrasa»
House of Yeguazas es una casa ballroom y también un colectivo transdisciplinar integrado por personas diversas, trans, no binarias y maricas que exploran su identidad transgresora a través de la cuerpa y el movimiento. ”Nos encanta pensar que somos cuerpas subversivas y que a través de nuestra corporalidades, estéticas e identidades subvertirmos esta idea hegemónica del cuerpo, de lo que es ser hombre y ser mujer. A través del baile y de nuestras experiencias reivindicamos nuestras diversidades” Demonia Yeguaza.



Las Yeguazas además de ser un colectivo son una familia muy unida, son una comunidad, un espacio de pensamiento, de cuidado mutuo, de resistencia y de lucha política. Son “artivistas” que a través del voguing, el performance y la maricada buscan transgredir los cánones normativos sobre el género para encontrar otras maneras de habitar la cuerpa y empoderar a más personas con su potente energía en los escenarios, como bien dice su lema “Ella es Yeguaza, ella es Yeguaza, patea y arrasa”.

Una oda al placer
“Las cuerpas monstruosas siempre vamos a ser transgresoras por el hecho de querer ser”
La cultura de las casas Ballroom nació en los salones de baile de Estados Unidos alrededor de los años 60 debido a que muchas personas pertenecientes a la comunidad LGBTQ+, especialmente jóvenes, eran rechazadas y expulsadas de sus hogares. Las casas de baile se convirtieron también en un refugio para las personas diversas; en cada casa había un “padre” o una “madre” que se encargaba de ayudar a su “Hijos/as/es”.
En el marco de esta cultura nació el “voguing” un estilo de baile practicado principalmente por personas afro y con orientaciones sexuales e identidades de género diversas. El “voguing” recibe su nombre en honor a la revista Vogue, ya que este estilo de baile consiste en imitar las poses y los movimientos que hacen las modelos para ser fotografiadas.

A través del vogue, la música, la desnudez y el erotismo el colectivo de las Yeguazas con su performance “una oda al placer” exploran una dimensión de la vida humana que le ha sido negada a cierto tipo de cuerpos y a ciertas identidades. “El placer está muy relegado, es algo de control, es algo que a través de la iglesia, de la sociedad, de nuestras familias nos llevan siempre a controlarnos, no nos permiten el goce, no nos permiten sentir nuestra sensualidad” Demonia Yeguaza.
Para Demonia, el performance más allá de ser un espectáculo es también una acción política que tiene que ver con pensar la sensualidad desde lugares diferentes y desbloquear la mente, superar las inseguridades y luchar contra un sistema que categoriza a algunas personas como inferiores por el simple hecho de ser diversas.
Así también lo expresa Lucifer Yeguaza, princes de la House of Yeguazas, “El placer siempre ha sido cohibido desde un montón de cosas normadas de la sociedad. Hablar desde lo transgresor, desde lo monstruoso, desde lo erotico, desde la oda a la sensualidad hace que la cuerpa se transforme totalmente y uno empiece a habitarlo desde otros lugares”.


En la puesta en escena de las Yeguazas persiste una pregunta constante por cómo relacionarse con las corporalidades e identidades que se salen de los esquemas de lo normativo. Elles no solo son artistas o bailarines, son personas disidentes de género y eso les hace doblemente subversives. Su reivindicación más latente es atreverse a ser quienes son libremente sin etiquetas, juzgamientos o cuestionamientos, como explica Lucifer Yeguaza, “Las cuerpas monstruosas siempre vamos a ser transgresoras por el hecho de querer ser”